lunes, 28 de marzo de 2016

El arte popular cusqueño

Uno de los atractivos del recorrido por la región cusqueña es la variedad de artesanías típicas que ofrecen los distintos poblados. La alfarería, los tejidos y otras expresiones artesanales mantienen un conjunto de rasgos característicos –distintos, por ejemplo, de los de la artesanía de Huaraz o de Ayacucho- , al mismo tiempo que ciertos detalles varían de localidad en localidad. La ciudad del Cusco, sobre todo en el pintoresco barrio de San Blas, ofrece una gran variedad de productos artesanales de todo el departamento.
Se aconseja a los viajeros adquirir artesanía en los centros de productores, en tiendas especializadas y en los mercados de abastos, desconfiando de la calidad de lo que ofrecen aisladamente algunos vendedores callejeros. Es importante recordar que no está permitida la comercialización de piezas de arte ni de reliquias históricas, precolombinas o coloniales, por ser delito contra el patrimonio cultural de la nación. Por consiguiente, deben rechazarse las ofertas clandestinas de presuntos objetos artísticos antiguos.

El estilo artesanal cusqueño
La artesanía andina conserva muchas tecinas y formas precolombinas. Tal es el caso de los telares tradicionales, sean verticales, horizontales o de cintura, o de las técnicas del paleteado y del moldeado para la cerámica. Del arte virreinal, en cambio, la artesanía cusqueña ha heredado el ropaje formal y el lenguaje artístico, presentes en sus variadas expresiones, como la imaginería religiosa.
A continuación algunos ejemplos de artesanía cusqueña.     

Textileria
Como ha señalado el investigador científico John Murra, los tejidos eran uno de los objetos más esmeradamente trabajados y más apreciados por los antiguos peruanos. Poseían un valor de cambio para pagar tributos y servicios recibidos y tenían además un valor simbólico y ritual. Finalmente, dependiendo de su calidad, eran objetos que otorgaban status a su propietario. No es casual que hasta el día de hoy las campesinas quechuas de las zonas aledañas al Cusco, sobre todo de las comunidades del Valle Sagrado de los Incas, conserven la tradición de ser diestras productoras de tejidos de una belleza asombrosa.
Confeccionadas con lana de alpaca, llama u oveja, las prendas que tejen las campesinas son variadísimas, desde los chumpis o fajas, hasta los ponchos, pasando por las llicllas (chales), queperinas y unkuñas que usan las mujeres para llevar en la espalda a sus bebés o diversos productos. Lo característico de todas estas prendas son los ornamentos utilizados en el diseño, los así llamados pallaes, que han dado fama a los textiles cusqueños. Estos ornamentos tienen por lo general una rica variedad de motivos zoomorfos y antropomorfos, pero también incluyen presentaciones simbólicas del sol y las estrellas, los fenómenos naturales y los campos de cultivo, al extremo que hay autores que consideran que los tejidos son el libro de la sabiduría andina.
Tejidos elaborados por las campesinas de la comunidad de Pisac, Chinchero, Calca y Lares en el Valle Sagrado, así como de otras poblaciones de la región del Cusco, pueden ser encontrados en las ferias dominicales de Chinchero y Pisac, y en algunas tiendas especializadas de la ciudad. En esta última los precios pueden parecer elevados, pero su calidad garantizada los justifica.

Imaginería
La técnica y el colorido de la imaginaria cusqueña, a diferencia de la textileria, se originan, sin rezago preciso alguno, en la época colonial. La madera, el maguey, el yeso y la tela encolada son los materiales con los que los imagineros cusqueños dieron forma original a vírgenes, santos, cristos, ángeles, niños manuelitos y reyes magos.
San Blas es el barrio que concentra el mayor número de imaginarios. En torno a la plaza y en las calles aledañas se encuentran los talleres de las familias Mendivil, Olave, Mérida y Rojas, que conforman verdaderas dinastías de artistas populares. La de los Mendivil, por ejemplo, se remonta a más de un siglo. El representante más famoso de este clan fue don Nicolás Góngora, que vivió en la centuria pasada y esculpió las imágenes de santos que hasta ahora se veneran en muchas de las iglesias distintas provincias del Cusco. Eran admirados, sobre todo, sus patrones Santiago, por lo que el artista recibía encargos hasta de los departamentos vecinos. Hilario Mendivil y su esposa Georgina Dueñas, por su parte, ganaron renombre internacional en los años setenta y ochenta con sus delicadas imágenes de cuello largo. Ahora son sus hijos quienes continúan la tradición familiar.
Así como los Mendivil, cada imaginero de San Blas tiene su especialidad y estilo característicos. Manuel Olave debe su prestigio a sus niños manuelitos. Santiago Rojas, a las pequeñas figurillas que representan a los bailarines de la fiesta de Paucartambo y a sus máscaras. Edilberto Mérida, a su cerámica expresionista o “grotesca”, como el mismo artista la ha bautizado, y a sus reproducciones de la pintura cusqueña colonial.

Cerámica
La producción alfarera tradicional se ha refugiado en el pueblo de Racchi, a 115 km del Cusco, en la carretera a Sicuani. Utilizando técnicas heredadas de los Incas, como el moldeado en base a cintas, los pobladores del lugar producen tanto cerámica utilitaria que comercializan en las ferias de  la zona, como objetos destinados al mercado turístico, incluidas las famosas salamandras, que son vasijas en forma de botella coronadas por una figura zoomorfa.
Los alfareros de Pisac, a su vez, se especializan en la decoración de la producción de Racchi dentro de la así llamada “línea incaica” que recurre a la policromía y los motivos geométricos tan característicos de la cerámica inca. Otro rubro importante de la artesanía del lugar son las chaquiras, cuentas de cerámica decoradas también con diseños geométricos tradicionales.
En el mismo Cusco destaca la producción de la familia Ruiz Caro, iniciadores de la así llamada “Cerámica Cusqueña”, que se caracteriza por la fabricación de cerámica utilitaria, sobre todo vajilla, que combina un esmaltado de alta calidad con la estilización de los motivos de la cerámica incaica.

Platería
La platería cusqueña combina técnicas y motivos prehispánicos y coloniales. Uno de los objetos más difundidos son los tupus, grandes alfileres ornamentales usados por las campesinas para sujetar sus mantas y que ya eran utilizadas por los Incas. Trabajados no sólo en plata sino también en cobre, los tupus destacan por la rica ornamentación de la cabeza del alfiler con motivos zoomorfos y fitomorfos. Cuchillos ceremoniales o tumis, llamas, vicuñas e idolillos antropomorfos son también objetos característicos de la platería cusqueña que recogen tradiciones prehispánicas.
Entre los artesanos que trabajan en la ciudad con técnicas y temática tradicional destaca Gregorio Cachi, diestro en el uso de técnicas de origen precolombino, como el boceteado de moldes en barro mezclados con pelos de alpaca y cuy, al igual que el repujado y martillado. Prendedores, collares, tupus, anillos y diversos objetos utilitarios son la especialidad de la familia Cachi.
En el rubro de la joyería, tanto de oro como de plata, sobresale la dinastía de los Ormachea, padre e hijos, y Carlos Chaquiras, quienes trabajan preferentemente en el estilo colonial y en el étnico, que se caracteriza por la estilización de motivos de la orfebrería prehispánica.

Cerería y tallado en madera  
La cerería cusqueña es reconocida por la fabricación de velas y cirios decorados, cuya función originaria era cubrir las necesidades del culto, pero que en las últimas décadas son también demandados por los turistas. La familia Moreno, del barrio de San Blas, se dedica a este arte desde hace varias generaciones. Por otro lado, las tiendas especializadas en la venta de velas artesanales, talladas y coloreadas, se concentrar en la calle Meloc, a pocas cuadras de la Plaza de Armas.
Existe también en el Cusco una notable artesanía de talla en madera, aplicada a la fabricación de muebles, marcos, retablos y objetos ornamentales diversos. Utilizando como materia prima el cedro y la caoba, estos artistas realizan su obra en base a motivos como las uvas, jarrones, grecas y muchos otros. Un especialista reconocido por sus pequeños balcones ornamentales, que pueden servir como mostrador o para exhibir imágenes religiosas es Domingo Álvarez, quien tiene su taller en plena plaza del barrio de San Blas.

Los innovadores
Una cerámica muy original que combina técnicas prehispánicas con diseños propios es la que está produciendo Pablo Seminario en su casa taller de Urubamba. Su cerámica utilitaria, así como los botellones escultóricos y los cuadros hechos en base a placas de cerámica, se pueden adquirir en la tienda “La Mamita”, en la plaza mayor de la ciudad.
El diseño inspirado en motivos prehispánicos es también la especialidad de Miki Suzuki, quien expresa su arte sobre todo en chompas, joyería y cerámica. La tienda se llama “Pedazos”, de la calle Plateros donde se vende esta fina producción artesanal.
La fabricación de velas adornadas en base a productos andinos como la coca, la quinua y el maíz y con formas sumamente originales es la especialidad de Cecilia Peralta, heredera, como tantos otros artistas, de una tradición familiar. Su arte se puede apreciar en “La Tienda Taller” del Portal Comercio en la Plaza de Armas.



Talleres y tiendas
Textileria
Tiendas Museo de Josefina Olivares e hijos
            Plateros 334 y Santa Clara 501
            Alpaca 111
                        Plaza Regocijo 202
                        Aeropuerto Velasco Astete (Sala de Embarque)
                        Hotel Libertador (interior), Hotel Monasterio (Interior)
                        Machu Picchu Sanctuary Lodge
Plateros
            Gregorio Cachi
                        Urbanización Ttio U-4
                        Tel. 224052                                      
            Hernán Ormachea
                        Plateros 372
            Carlos Chaquiras
                        Triunfo 375
Imaginería
            Antonio Olave
                        Calle Plazoleta 651
            Agripina Mendivil
                        Plazoleta de San Blas 646
            Juana y Felicia Mendivil. Museo de Hilario Mendivil
                        Plazoleta de San Blas 634
            Francisco Mendivil
                        Calle Plazoleta 619
            Mérida. Tienda
                        Plazoleta San Blas 120-B
                        Taller: Carmen Alto s/n
            Santiago Rojas
                        Suytucato 751
Cerámica
            Ruiz Caro. Taller
                        Calle Coquimbo 1121, Santiago
Tiendas de velas
            Comercial San Carlos
                        Meloc 409
            Cerería San José
                        Meloc 495
            Familia Moreno
                        Taller en Carmen Alto 187
                        Tienda en San Agustín 307, interior 105
Taller en madera
            Domingo Álvarez Corimanya
                        Plazoleta de San Blas 652
Principales artesanos del barrio de San Blas
            Georgina de Mendivil
                        Plazoleta de San Blas 634
            Francisco Mendivil
                        Plazoleta de San Blas 619
            Edilberto Mérida
                        Carmen Alto 133
            Antonio Olave
                        Plazoleta de San Blas 651
            Santiago Rojas

                        Suytucato 751            

Lugares de interés en la ciudad del cusco


Como recorrer la ciudad
El centro histórico del Cusco es pequeño y fácilmente accesible. Sin duda, la mejor manera de conocerlo es recorrerlo a pie. Sin embargo, lo empinado de algunas calles puede convertir una sencilla caminata en una faena extenuante, especialmente si no se está bien adaptado a la altitud. Recomendamos dividir la ciudad en sectores de interés (la Plaza de Armas, el barrio de San Blas, Colcampata, entre otros) y trasladarse en taxi hacia cada uno. Una vez allí, tómese su tiempo, le aseguramos que hallara lugares de gran belleza en cada rincón de la ciudad. El costo de los taxis urbanos es de aprox. S/. 2, subiendo a S/.3 pasadas las 10 de la noche.

Boleto Turístico
Permite la vista a 16 de los más importantes atractivos turísticos del Cusco: Museo histórico regional, Museo Municipal de Arte Contemporáneo, Museo de Arte Popular, Museo De sitio de Qoricancha, además de los poblados y sitios arqueológicos de Tipon, Piquillacta, Chinchero, Ollantaytambo, Pisac, Moray, Sacsayhuaman, Qenko, Puca Pucara y Tambomachay. Cuesta s/.130.00 nuevos soles para extranjeros y para peruanos les vale s/.70.00 soles) y es válido por 10 días. Se adquiere en las oficinas de la Dirección Regional de Turismo (Plaza de Armas), el Instituto Nacional de Cultura (Garcilaso s/n, plaza Regocijo) o en cualquiera de los lugares antes mencionados. Muy recomendable para quienes visitan el Cusco por primera vez.
Existe una versión reducida del Boleto Turístico que cuesta s/.70.00 para extranjeros y s/.40.00 soles para peruanos y les permite la visita de los sitios que conforman el circuito arqueológico urbano (Sacsayhuaman, Qenko, Puca Pucara y Tambomachay).

El cusco, como todas las ciudades de gran afluencia turística, presenta algunos problemas de robos menores (carteras y cámaras fotográficas). Evite exponer demasiado sus equipos y artículos personales. Si recorre en las horas nocturnas (después de la medianoche) cierro lugares, tome sus precauciones. Estos lugares son: el mercado de Santa Ana y la estación de trenes a Machu Picchu (San Pedro); la llegada y salida de los buses al aeropuerto; las vías de acceso a los sitios arqueológicos cercanos al Cusco y, en general, las aglomeraciones de gente. La festividad del Inti Raymi se ha convertido en uno de los eventos predilectos de los carteristas.

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martes, 22 de marzo de 2016

Cómo era la ciudad sagrada del cusco

Cómo era la ciudad sagrada del cusco

Afirman los cronistas que en tiempos de los incas la ciudad se subdividía en doce barrios o conjuntos urbanos que rodeaban la zona central, reservada al palacio del inca, los templos y las sedes de las panacas o clanes de la más alta nobleza. El rio Huatanay y el rio Tullumayu desmarcaban la zona más sagrada. Estos ríos fueron canalizados en tiempos modernos. El antiguo cauce del rio Huatanay lo forman hoy la avenida Saphi, la calle plateros y la avenido Sol; y donde corría el rio Tullumayu están las actuales avenidas Choquechaca y Tullumayu. Según la tradición, la zona enmarcada por estos ríos se dividía en dos sectores. En el Hurin Cusco (“Bajo Cusco”) habrían vivido los clanes  y ayllus de los primeros soberanos. En la zona del Hanan Cusco (“Alto Cusco”), en torno a Sacsayhuaman, habría residido la nobleza inca desde los tiempos de Inca Roca (sexto soberano, que habría gobernado entre 1350 y 1380).
La arquitectura inca se caracteriza por sus cimientos y muros hechos con piedras pulcramente cortadas y pulidas, que encajan exactamente unas con otras sin argamasa. Las construcciones de defensa se basan en piedras de enormes volúmenes. Los muros sueles ser erigidos ligeramente inclinados hacia adentro, a manera de talud, como la pared que se conserva del palacio del sexto monarca, Inca Roca (calle Hatun Rumiyoc), donde se encuentra la famosa piedra de los doce ángulos. Predominan los portales y ventanas de forma trapezoidal, como en el palacio de Kolkampata. También hay construcciones con paredes, ventanas y portadas perfectamente verticales, como la portada del Amarukancha (calle de Loreto), de la época del inca Huayna Cápac (entre 1493 y 1525).
Muchas construcciones coloniales conservan restos incaicos y una función similar a la del edificio original. El templo del Sol, o Qoricancha, fue convertido en el convento e iglesia de Santo Domingo. Aprovechando el Yachaywasi o “centro del saber”, donde recibían instrucción superior de los amautas los hijos de la nobleza, fueron edificados el monasterio e iglesia de las Nazarenas, un noviciado y una de las primeras sedes de la Universidad San Antonio Abad (actual Hotel Monasterio). El templo circular o Sunturwasi se alzaba donde hoy está la iglesia Matriz o del Triunfo. El Acllawasi, o centro de resguardo de las mujeres consagradas al culto solar, pasó a ser el convento de monjas de Santa Catalina.
Es importante mencionar que, salvo muy escasas excepciones – como el templo de Santa Clara y el claustro del convento de San Francisco (muy próximos entre sí, junto a la plazoleta de ese nombre)- , las edificaciones coloniales cusqueñas son posteriores a 1650. Ese año un fuerte terremoto destruyó casi por completo la ciudad virreinal, pero sin afectas sus sólidos cimientos incaicos. La catedral, que se erigiera en 1538, hubo de ser reconstruida luego del terremoto y nuevamente consagrada en 1668. La iglesia del Triunfo, también en la Plaza de Armas de Cusco, tuvo varias reformas después de 1650, habiendo adquirido su forma actual entre 1729 y 1733. A su vez, el santuario de la Sacra Familia o Sagrados Corazones, junto a la Catedral, fue remodelado en 1735.

Los doce barrios del Cusco antiguo

Estos barrios fueron:

  1. Kolkampata, en las laderas de Sacsayhuaman, era el extremo superior del Hanan Cusco (“Alto Cusco”). Actualmente corresponde al barrio de San Cristóbal.
  2. Kantutpata (“altura de las cantutas o clavelinas”), barrio alto que estuvo separado de Kolkampata por el rio Tullumayu (hoy avenida Choquechaca), en el noroeste.
  3. Tokokachi (“cueva de la sal”) es el actual barrio de San Blas, en la zona norte-central, cruzando el rio Tullumayu, donde habrían residido descendientes de etnias que habitaban la región antes de Manco Capac.
  4. Munaysenka (“bello borde del cerro”) es el actual barrio de La Recoleta, en el noreste, cruzando el rio Tullumayu, recostado sobre suaves pendientes.
  5. Rimajpampa (“plaza del oráculo”), en el centro del Hurin Cusco (“Bajo Cusco”), rodeando el Templo del Sol o Qoricancha.
  6. Pumajchupan (“cola del puma”), vértice suroriental de la ciudad, donde se unían los ríos Tullumayu y Huatanay. Allí se ubica actualmente la estación de tren a Puno y Arequipa.
  7. Cayaukachi (“salina que crece”), en la zona sur, donde está la zona hoy llamada Coripata. Estuvo encuadrado por el rio Tullumayu y el camino del Contisuyo.
  8. Chaquillchaca (“puente de las ovas”) en el suroeste, zona de los actuales barrios de Santiago y Belén.
  9. Pijchu (“cumbre del cerro”), al oeste del barrio anterior, en las laderas del monte del mismo nombre, por donde va la línea férrea a Machu Picchu.
  10. Killipata (“lugar del cernícalo”), al noroeste de Pijchu.
  11. Karmenka (“espaldilla”), al noroeste, es el actual barrio de Santa Ana, lindante con Kolkampata al otro lado del rio Huatanay.
  12. Wakapunku (“puerta del santuario”), donde está la casa Astete, limitado por el camino del Chinchaysuyo y el rio Huatanay.
Algunos cronistas añaden a esta lista de barrios otros dos: Pumakurku (“lomo del puma”), zona que otros incluyen dentro de Kantutpata, y Korimach´ajway, detrás del actual cementerio.

EL CUSCO INCAICO

EL CUSCO INCAICO

Surgido en un valle que tiene huellas de poblamiento desde mil años antes de Cristo, el Cusco se transforma en una ciudad cuando se convierte en capital del pujante imperio de los Incas. Ese Qosqo incaico era una ciudad sagrada, de templos y palacios, que según la tradición imitaba la forma de un puma yacente con cabeza de felino, evocando una antigua figura mitológica. La cabeza era la fortaleza de Sacsayhuaman, y el cuerpo del felino, la ciudad que se extendía entre dos ríos, el Saphy y el Tullumayu, que discurren canalizados bajo las calles del mismo nombre. El encuentro de estos ríos, donde actualmente hay una fuente alusiva, era conocido como Pumaqchupan o “la cola del puma”.
Los templos y palacios de la ciudad Puma eran edificaciones de un solo piso, cubiertas con techos de paja a dos aguas a circulares con una inclinación muy acentuada para facilitar el escurrimiento de las aguas de las lluvias. La singularidad de la arquitectura incaica, que asombro a los primeros españoles que entraron en la ciudad y sigue asombrando ahora a sus visitantes, era la calidad del pulido de la piedra y el ensamblaje perfecto de un bloque con otro. En una cultura que no conocía el hierro, esto se lograba gracias a un extraordinario conocimiento del material y a la diestra utilización de herramientas sencillas, como las duras piedras cuarcitas. Con todo, se piensa que la construcción de las obras más representativas de arquitectura incaica debió demandar ingentes cantidades de mano de obra, lo cual solo era dable en una sociedad con un altísimo grado de organización.
Visualmente, el Cusco sagrado destacaba por la sobriedad de sus muros y su característico talud que los hacia más resistentes a los sismos frecuentes en la zona. Estos muros, construidos las más de las veces con andesita y diorita, no siempre presentaban el mismo tipo de aparejo. El rectangular grande lo encontramos en el Qoricancha y el Acllahuasi (actual calle Loreto), y el rectangular pequeño, en el Kusicancha (actual plazoleta de Santo Domingo, frente al Qoricancha). Ambos tipos de aparejo son conocidos también como almohadillado. El irregular geométrico grande, en cambio, es el que apreciamos en la calle Hatun Rumiyoc.
Los elementos dominantes en esta ciudad debieron ser Sacsayhuaman, el Qoricancha y el Sunturhuasi, una torre circular de unos tres o cuatro pisos de altura que al parecer se erguía en la plaza principal, que ocupaba lo que actualmente es la Plaza de Armas, la Plaza Regocijo, las dos manzanas que las separan y la manzana del hotel Cusco.
El patrón de agrupamiento de las viviendas y, en general, las edificaciones era la Kancha, un recinto rectangular rodeado de muros de piedra, comúnmente con un solo acceso, en cuyo interior, distribuidas simétricamente, se alzaban entre dos y ocho construcciones de planta también rectangular y unicelulares. Entre kancha y kancha corrían estrechas callejas, lo que hacía que la ciudad en su conjunto tuviera un trazado ortogonal, constituido por un sistema de calles prácticamente rectilíneas. Una peculiaridad del Cuso incaico, eso sí, era su perfecta adaptación a la topografía del valle y a los occidentes naturales, lo cual hacia que en muchos casos la cuadricula original se deformara y que las callejas se volvieran sinuosas.
Otra característica del Qosqo incaico, que respondía a la cosmovisión de los antiguos cusqueños, era su división en dos mitades, hanan y hurin, la de arriba y la de abajo, cada una de las cuales a su vez se dividía en otras dos, respetando la división territorial del imperio en cuatro partes o suyos: Chinchaysuyo, Antisuyo, Collasuyo y Contisuyo. Eran precisamente los caminos que, partiendo de la plaza principal, se dirigían a los cuatro suyos, los que delimitaban las cuatro partes en las que estaba dividida la ciudad.
Un sistema complementario de organización espacial del Cusco incaico era el de los ceques, unas líneas imaginarias que partían del templo del sol en dirección a los cuatro suyos y que estaban jaloneadas por los adoratorios o huacas que había en el Cusco. En cada uno de los sectores de Chinchaysuyo, Antisuyo y Collasuyo había nueve ceques, y en el de Contisuyo, catorce. El número de huacas, según una relación dejada por el cronista Bernabé Cobo, ascendía a 333. Téngase en cuenta que para los incas eran sagrados no sólo templos como el Qoricancha, sino también el lugar de nacimiento de sus gobernantes, así como las reliquias dejadas por éstos. También eran veneradas las piedras grandes, los manantiales o puquios, los ríos y lagunas, así como las cuevas. 
Señalemos, finalmente, para terminar de comprender la singularidad de la capital incaica, que la ciudad sagrada estaba rodeada de terrazas de cultivo que se extendían más allá de los dos ríos que la delimitaban y que actualmente corren, el primero, debajo de las calles Saphy, Plateros y la Avenida Sol, y el segundo debajo de las calles Choquechaca y Tullumayu. Estas áreas de cultivo,  delicadamente tratadas, hacían las veces de un sector de aislamiento del núcleo sagrado, ubicado en el centro de la ciudad.
Los barrios donde residían los sectores populares estaban diseminados alrededor de este cinturón de aislamiento y según la mayoría de cronistas eran doce. Empezando por el de Tokokachi (actual barrio de San Blas), éstos eran: Munaysenka, Rimajpampa, Pumajchupan, Coripata, Cayaukachi, Chaquillchaca, Picchu, Karmenka, Wakapunku, Kolkampata y Kantutpata.
La principal urbe incaica abarcaba también una extensa zona suburbana densamente poblada que se extendía en un radio de hasta cinco kilómetros. En suma, se podría decir, según cálculos realizados por Santiago Agurto, que la capital de los incas abarcaba una extensión de 476 hectáreas, de las cuales 88 correspondían a la ciudad sagrada, 105 a su sector de aislamiento y 283 a los barrios periféricos. El sector suburbano, a su vez, podía tener más de 500 hectáreas de extensión. Tal era la urbe que encontraron los españoles y que despertó la admiración de muchos de ellos, como de Pero Sancho, secretario y escribano general de Francisco Pizarro, quien escribe en su relación para su majestad. “La ciudad del Cusco, por ser la principal de todas cuentas servían de residencia a los señores, es tan grande, tan bella y con tantos edificios, que sería digna de ser vista en España”
Cronistas como fray Antonio de la Calancha (1638), equiparaban la grandeza arquitectónica y la importancia religiosa prehispánica del Cusco, con la prestancia pagana de las antiguas metrópolis de Babilonia y la Roma de los césares.

Por su organización administrativa, que subdividía los barrios según procedencias y especialidades artesanales; por su armonía arquitectónica, sabiamente adecuada a la orografía y las inclemencias atmosféricas; por la eficiente conservación de su medio ambiente y la ingeniosa provisión de recursos naturales para el florecimiento de su economía, el Cusco de los Incas destaca como el modelo más elevado de la admirable organización social que esta civilización desplego en todo el mundo andino. Posee características únicas que aún podemos admirar y que son motivos de interés universal.

jueves, 17 de marzo de 2016

Iglesias del Cusco

La Catedral
Plaza de Armas
Fue edificada en 1560, concluida y consagrada en 1668. A diferencia de la mayoría de los templos cusqueños, casi no sufrió daños a consecuencia del terremoto de 1650. Como la de Lima, la Catedral del Cusco reúne características del gótico, el renacimiento manierista y el barroco. Flanqueada por dos solidas torres, sus portadas lateras son manieristas, y la central, discretamente barroca. Tiene esplendidos altares de estilo tanto renacentista como barroco y neoclásico. Son magníficas obras de artesanía cusqueña, su pulpito de madera tallada y la sillería del coro. Destaca también su colección de lienzos de la escuela cusqueña, con obras de Diego Quispe Tito, Basilio Santa Cruz Pumacallo, Basilio Pacheco y Marcos Zapata, creador de una singular Ultima Cena en la que el plato principal es  cuy asado, Posee uno de los tesoros de orfebrería más ricos del arte colonial, compuesto por una gran custodia de oro y piedras preciosas, el templete de plata de la procesión del Corpus Christi, las  andas de plata del Señor de los Temblores y de la Linda, atriles, candelabros y frontales, entre otras joyas. En este templo tiene su propia capilla el Señor de los Temblores, patrón del Cusco, cuya imagen posee más de 25 kilos de oro solido e innumerables piedras preciosas. De la torre del evangelio cuelga, desde 1659, la célebre campana María Angola, considerada la mayor de América del Sur.
Iglesia del Triunfo

Plaza de Armas
Se encuentra a la derecha de la Catedral. Fue la primera iglesia española del Cusco y debe su nombre a la victoria española sobre las huestes muy numerosas del rebelde Manco Inca, en 1536. Se construyó sobre las bases del Sunturwasi (“casa redonda”), ya que en ese templo Inca se refugiaron los conquistadores sitiados por el Inca rebelde, sobreviviendo y venciendo en el contraataque, milagrosamente. Cuenta la tradición que durante ese sitio, en una noche tormentosa, descendieron la virgen y el apóstol Santiago para auxiliar a los españoles. En gratitud a los auxilios prestados por la Providencia, los jefes españoles prometieron levantar un templo en el lugar. Fue reconstruido, adquiriendo su forma actual, entre 1729 y 1733. Tiene un bello altar de piedra labrada, una hermosa pintura de la Escuela Cusqueña evocando el descenso dela Virgen, una pintura de grandes dimensiones que representa la destrucción del Cusco por el terremoto de 1650 y la llamada “cruz de la conquista”, que habría portado Pizarro al fundar la ciudad.
Iglesia de los Sagrados Corazones o de la Sagrada Familia
Plaza de Armas        
Está ubicada a la izquierda de la Catedral, posee hermosos altares, esculturas y un magnifico frontal de plata. Su estructura conserva parte de los muros del Kiswar kancha o palacio del Inca Wiracocha.
La Compañía de Jesús 
Plaza de Armas
Es uno de los monumentos sobresalientes  del barroco andino, erigido sobre el Amarukancha, el palacio de la panaca del Inca Huayna Capac. Su ubicación y su opulencia, que opacaba la primacía de la Catedral, dio lugar a graves disputas entre los jesuitas y el clero cusqueño. Su forma actual data de 1668, un siglo antes de la expulsión de dicha orden del virreinato peruano. Se ha creído durante muchos años que la orden jesuita ocultó en el templo un tesoro de once millones de onzas de oro. La iglesia tiene un espléndido conjunto de altares barrocos sobredorados, una Ascensión de Jesús de Diego de la Puente (s. XVII), pinturas del artista cusqueño Marcos Zapata y magnificas esculturas de los santos jesuitas (entre ellos el Cristo de Burgos, de gran realismo) y un famoso lienzo realizado en el s. XVII que representa el matrimonio de Beatriz Clara Coya, heredera directa de los soberanos incas, y el capitán español Martin García de Loyola, sobrino nieto de San Ignacio de Loyola.
La Merced        
Calle mantas S/N, cerca de la Plaza de Armas
Sus portadas son aún manieristas y contrastan con el exuberante barroquismo de su campanario. Tiene una importante sillería de coro plateresca y oleos de gran interés, como el San Laureano de Basilio Santa Cruz Pumacallo (s. XVII). En ella están enterrados los restos de los dos Diego de Almagro, el Viejo (1538) y el Mozo (1542). Su primer claustro es considerado una de las mejores muestras de arquitectura religiosa española de América meridional. Posee una hermosa pintura mural que detalla la vida de San Pedro Nolasco, fundador de la Orden de las Mercedarias; y oleos de Bernardo Bitti (s. XVI) e Ignacio Chacón (s. XVII); magnificas tallas y una espléndida custodia de oro, plata y piedras preciosas, adornada, además, por una célebre perla en forma de sirena.
Santo Domingo  
Av. El sol S/N, Plazoleta de Santo Domingo
Iglesia y convento dominico que fue construido sobre la estructura del Qoricancha (“reciento de oro”), el principal templo inca dedicado al culto del sol y cuyas paredes interiores, según los cronistas, se encontraban recubiertas por láminas de oro. Aseguran los cronistas que existieron en el templo inca recintos dedicados al culto de la luna, el trueno, el arco iris y las deidades de los pueblos conquistados por el Imperio. En 1534, apenas fundada la ciudad española y cuando recién empezaba a construirse el templo, el conquistador Francisco Pizarro depositó aquí el estandarte de Carlos V o “pendón de la conquista”, que se conservó en una ubicación privilegiada hasta 1824. La portada de la iglesia es un espléndido ejemplar del renacimiento, mientras que su torre, similar a la de la iglesia de La Merced, lo es del barroco. El ábside está erigido sobre un magnifico muro circular perteneciente al Qoricancha. Posee una importante serie de pinturas sobre la vida de Santo Domingo de Guzmán.
Santa Catalina
Santa Catalina Angosta S/N
Fundados en 1605, la iglesia y el monasterio debieron reedificarse luego del sismo de 1650. La iglesia atesora hermosos altares barrocos y un soberbio púlpito. Los altares fueron obra de los maestros Pedro de Oquendo y Diego Martínez de Oviedo (ambos del s. XVII). Sus oleos están firmados por Juan Espinoza de los Monteros y Lorenzo Sánchez de Medina en el segundo tercio del s. XVII. Es sobresaliente la serie anónima, al estilo de Zurbarán, de mártires y santos latinos, de la segunda mitad de esa centuria. El monasterio de las religiosas se levantó sobre los muros del Acllawasi o “Casa de las Vírgenes del sol” de los incas. Son admirables las piezas de orfebrería que preserva. Además de poseer un magnifico museo, las religiosas elaboran exquisitos dulces de mazapán y almendras.
San Blas
Plazoleta de San Blas   
La mayor riqueza de esta iglesia consiste en su importante colección de pinturas, su espléndido altar mayor y, muy especialmente, su célebre púlpito de estilo barroco, hecho de una sola pieza de cedro y considerado el más fino ejemplar de talla en madera realizado en la América Colonial. Esta obra data del último tercio del s. XVII y se le atribuye a Juan Tomás Tuyru Túpac.
San Francisco
Plaza de San Francisco S/N    
Fue edificada por orden del virrey Francisco de Toledo en 1572, aunque debió restaurarse luego del sismo de 1650. Su planta tiene forma de cruz latina, posee tres naves y una alta torre cuadrada. La fachada que da a la plaza es renacentista. Atesora una de las sillerías de coro más celebres de Hispanoamérica, por sus magníficos altorrelieves. El convento resistió el sismo de 1650, por lo que constituye una magnifica muestra de la arquitectura del s. XVI, cuya nave, de carácter plateresco, ha sido embellecida con azulejos sevillanos. Posee lienzos de los más grandes pintores del s. XVII: Diego Quispe Tito, Marcos Zapata, Basilio Santa  Cruz Pumacallao, Juan Espinoza de los Monteros y Antonio Sinchi Roca.
San Pedro
Frente al Mercado
Su edificación actual data de 1688. Fue diseñado por el arquitecto y escultor indígena Juan Tomás Tuyru Túpac. Tiene dos torres y fachada renacentista y su planta tiene forma de cruz latina. Consta de una nave con altas bóvedas y seis capillas laterales. Su altar mayor barroco con frontal, gradillas y tabernáculo de plata, y su pulpito. Posee una importante colección de pintura.
San Cristóbal
Laderas de Sacsayhuaman  
Fue construida en los primeros años de la conquista por el cacique indio Cristóbal Paullu, señor de la Kolkampata, como muestra de su devoción al cristianismo. La estatua del santo patrono es gigantesca y es paseada en procesión en la fiesta del Corpus. Se ubica al lado del palacio Inca de Kolkampata. Adyacente al lugar se encuentra la célebre casona que perteneciera a Lope de Aguirre y fuera, posteriormente, residencia de Simón Bolívar a su paso por el Cusco.

Otros: Belén de los Reyes, Santa teresa y Santa Clara.

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Rincones y barrios tradicionales

Plaza de Armas
También llamada Aucaypata (en quechua, “plaza del guerrero”), se dice que fue trazada por el inca Manco Capac, fundador del imperio. En la época del incario esta plaza abarcaba casi el doble de su tamaño actual y estuvo dividida por el rio Huatanay (también llamado Saphi). Se encuentra flanqueada por antiguas y hermosas arquerías de piedra de dos plantas, la importante Catedral, las iglesias de Sagrados Corazones, del Triunfo y la bella iglesia de la Compañía. Ha sido escenario de muchos acontecimientos importantes, incluyendo ejecuciones que marcaron el destino del Perú. Fue aquí donde murieron, ejecutados públicamente, entre otros: Túpac Amaru I, el último de los incas rebeldes de Vilcabamba, en 1572; el conquistador rival de Pizarro, Diego de Almagro, en 1538, al igual que su hijo, Diego de Almagro “El Mozo”, en 1542; y Túpac Amaru II, precursor de la independencia de América, en 1781.        
San Blas
El barrio más pintoresco del Cusco, llamado “el barrio de los artesanos”, alberga a los más renombrados artistas populares de la región. Tiene calles estrechas y empinadas en las que se levantan interesantes construcciones coloniales. Son de gran interés sus plazuelas y calles (Quisca pata, Huaynapata, Canchipata, Carmen Alto, entre otras), así como sus numerosas tiendas de artesanías. Su iglesia parroquial, San Blas, posee importantes obras de arte virreinal.
Calle Hatun Rumiyoc
A dos cuadras de la plaza de armas, por la calle del triunfo, camino al barrio de San Blas. Conserva un muro de piedra de admirable construcción que formaba parte del palacio, y luego sede, de la panaca de Inca Roca, sexto gobernante del imperio, Allí se encuentra la famosa piedra de los doce ángulos (lado derecho). 
Plazuela de las Nazarenas
Esta apacible plazuela, rodeada de edificios coloniales construidos sobre cimientos incaicos, era parte del antiguo Yachaywasi (“casa del saber”). Entre sus construcciones destacan el noviciado y la antigua sede de la Universidad San Antonio Abad (actual Hotel Monasterio) y, junto a ellos, la iglesia de San Antonio Abad, construida en el s. XVII. Asimismo sobresalen la iglesia y beaterio de Las Nazarenas.
Calle Loreto    
Plaza de Armas, al lado de la compañía.
Presenta espectaculares muros de piedra labrada, quizás los más extensos y mejor conservados del Cusco. A uno de sus lados esta la iglesia de La Compañía y, al otro, los muros del Amarukancha, palacio de la panaca de Huayna Capac. El lado opuesto de la calle presenta una interesante esquina de forma curva, que perteneció a la muralla del antiguo Acllawasi o “Casa de las Vírgenes del Sol”.
Pukamarka
El palacio de la panaca de Túpac Inca Yupanqui (undécimo inca, que habría gobernado entre 1471 y 1493). Se estima que abarcaba las actuales calles de Maruri, San Agustín, Santa Catalina y Arequipa. Largos tramos de sus muros, admirablemente construidos, se pueden apreciar en las calles Maruri y San Agustín
Kolkampata

En las laderas de Sacsayhuaman, están los restos del que habría sido, según la tradición, el palacio de Manco Capac, el primer inca. En realidad, el conjunto presenta construcciones de distintas épocas. El muro exterior del palacio de Kolkampata tiene diez grandes nichos, los que posiblemente hicieron alusión a los diez ayllus fundadores del imperio.

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Circuito arqueológico del Cusco

Sacsayhuaman (3600 msnm)
Es una imponente muestra de arquitectura incaica enclavada estratégicamente sobre una colina que domina el Cusco. Además de cumplir funciones militares, tuvo gran importancia ceremonial. Se encuentra a sólo 2km (10 min) al N del centro de la ciudad por carretera asfaltada. Su nombre quechua significaría “halcón satisfecho” o “halcón orgulloso”. Es famosa en el mundo entero por sus colosales piedras poligonales, unidas con una precisión asombrosa, que conforman las murallas exteriores. Algunas de estas rocas, admirablemente cortadas y pulidas, sobrepasan los 8m de altura y las 350 toneladas de peso. Sacsayhuaman es la mayor estructura megalítica del Nuevo Mundo. Su construcción habría sido iniciada entre los siglos XIV y XV. La culminación de la obra tardó más de siete décadas y requirió el trabajo de unos 20 000 hombres.

En el lugar se puede apreciar una edificación levantada en tres niveles formados por terrazas escalonadas, cada una de las cuales remata en una muralla dispuesta a manera de zigzag, que además de su función defensiva buscaría representar a una imagen mitológica. El conjunto arquitectónico comprende pasajes entre bastión y bastión, recintos diversos, escalinatas y los basamentos de tres grandes torreones que existieron en el nivel superior. Sacsayhuaman presenta diversos detalles curiosos, como el llamado Trono del Inca (labrado sobre el afloramiento rocoso que está al frente a los baluartes), el Rodadero o Suchuna (un afloramiento de roca natural en forma de tobogán) y la “piedra cansada” o Saykuska (enorme roca sin labrar que habría causado muchas muertes entre quienes intentaban llevarla hasta la fortaleza).

Se accede a Sacsayhuaman  tomando alguna de las dos rutas asfaltadas que parten de la ciudad a pie, a través de un sendero escalonado (recomendado para la ruta de descenso). Una precaución: tenga cuidado si va o regresa a pie. Los robos y asaltos son, lamentablemente, frecuentes. El costo de un taxi (S/. 3 a S/5) vale la pena, largamente.     
Qenko y Puca Pucara (3680 msnm)
Son sitios arqueológicos ubicados a 4 y 6 km, respectivamente (15 min), al NE del Cusco por carretera asfaltada. Qenko (“espiral o “caracol”) es un centro ceremonial inca formado por unos roquedales labrados, una gran roca votiva, un monolito zoomorfo y un anfiteatro semicircular. Llama la atención el gran afloramiento de roca caliza en cuya parte superior han sido labradas intrincadas representaciones míticas del culto a la tierra y un conjunto de canales de uso ceremonial o pakchas en zigzag que serían el origen del nombre de este lugar. Puca pucara (“fortaleza roja”), cuyo nombre se debería a la tonalidad que toman sus rocas con la luz del crepúsculo, es una construcción militar compuesta de terrazas superpuestas , altos muros y escalinatas que, junto con Sacsayhuaman, constituyo parte del sistema de defensa del Cusco. Uno de sus torreones permite divisar Tambomachay, tal vez para la comunicación mediante señales.
Tambomachay o baños del Inca (3700 msnm)

Sitio arqueológico a 7km (15min) al NE del Cusco por carretera asfaltado (a sólo 3 km del Rodadero de Sacsayhuaman y al pie del cerro Lofrecocha). Está formado por un conjunto de estructuras de piedra finamente labrada, acueductos y caídas del agua proveniente de los manantiales y fuentes termales cercanas. Sin duda estuvo relacionado con el culto al agua, uno de los elementos más importantes de la cosmovisión andina. Por su nombre, que significa “lugar de descanso”, se ha puesto que sería un “balneario de reposo” del Inca, pero carece de habitaciones y otras instalaciones que le permitan cumplir esa función. Desde una colina cercana puede observarse el sitio arqueológico de Puca Pucara.

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